DOMINÓ

 

DOMI

En todos los pueblos de nuestro país, formando parte de las tradiciones más representativas, se pueden encontrar en cualquier esquina; en plena calle; en portales o en espacios habilitados para este fin, a los jugadores de Dominó, los que en muchos casos hacen de este entretenimiento un ritual con horarios y asistentes permanentes.

Había en el pueblo de mi infancia un conjunto de mesas de metal, organizadas en un local de madera, fijas en el piso de lo que antes fue un almacén para piezas del Central Azucarero, alrededor de las cuales y sembradas también en el cemento añoso, se colocaron banquetas de asentaderas redondas y herrumbrosas.

Allí cada “Curul del Dominó” pertenecía a un consagrado de aquel entretenido esparcimiento y entre el bullicio de las fichas, se alzaban las voces coléricas o jubilosas, según el resultado de la partida; sin embargo, lo más interesante era la variedad de personajes y de temas que eran debatidos en tan singular peña, algo que me atrevo a generalizar para todos los rincones de la isla, pues las reuniones festivas de los cubanos no están completas sin el dominó.

A Paco Peña le gustaba bastante ese ajetreo, pero los efectos del alcohol lastraban su capacidad de juego y eran más las veces que era vencido por el sueño que por sus rivales. Una noche, todos se marcharon del salón y Paco quedó en brazos de Morfeo con la cabeza reposada sobre la mesa, hasta que el encargado del sitio vino, lo zarandeó por un brazo y lo conminó a moverse con una frase algo enojada: ARRIBA PACO, QUE VOY A CERRAR y el borrachín, convencido de que aún estaba en pleno juego, levantó jubiloso la mano derecha donde apretaba una ¨Doble Blanca¨ y dijo con cara risueña: CIERRA, CARMELO, CIERRA QUE A MI CON ESTA FICHA NADIE ME GANA EL TRANQUE.

Junto al inconfundible ruido de las piezas al ser revueltas, se suelen mezclar dicharachos, denominaciones y palabras claves que solo en ese entorno cobran un real significado, aunque debo reconocer que algunas de estas jergas trascienden los márgenes de las mesas de juego y pasan a otros ámbitos de la vida social, así es el caso de ¨Se trancó el dominó¨ cuando la cosa parece no tener salida y ¨Se pasó con ficha¨ cuando alguien o se entretiene mucho y se le va el tren,  o con el disimulo se hace el desentendido.

Es tal el glosario de términos, que a veces hasta los ajenos al juego de marras se ven salpicados por sus influencias, ese fue el caso de Gerónimo que aunque no era aficionado a ese esparcimiento, lo nombraron ¨Bota Gordas¨ pues le gente se percató que las tres esposas  ¨despedidas¨ en su fracasada vida amorosa, estaban algo pasaditas de peso.

Uno de los términos más usados y tal vez al que más carácter peyorativo se le otorga entre los jugadores es la denominación de ¨Agachado¨ que se usa para aquellos que se guardan la ficha que solo a ellos puede beneficiar, en detrimento incluso de su propio compañero de equipo, estrategia que casi siempre sale mal y que por sus tintes de egoísmo genera rechazo colectivo. Si extrapolamos una partida de dominó a contexto social de la Cuba actual, nos daríamos perfecta cuenta de que tenemos algunos que se están ¨Agachando¨ hace un buen rato, calculando el momento exacto de plantarse con la jugada, que piensan, les aseguraría ganancias personales en detrimento del ¨juego¨ colectivo.

Pero acá nos hemos vuelto bastante diestros en la materia y cada vez que los rivales se frotan las manos pensando que nos vamos a quedar esperando el tranque y con el doble nueve ahorcado, nos ¨pegamos¨ con la ficha que nadie nos calculó.

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